
Aprovechando Halloween, he decidido rescatar una curiosa cinta de terror que tenía pendiente, pero que no me había aventurado a visionar por las tibias críticas y porque pocos hablan de ella años después de su estreno. Y digo curiosa por su peculiar premisa, ya que nos presenta un slasher con tintes de comedia, donde el protagonista seguramente sea el asesino.
Una vez vista puedo confirmar que se trata de una simpática propuesta, pero que desaprovecha su peculiaridad antes de lo esperado, siendo finalmente un homenaje a los slasher de los 80 que se deja ver, pero que no va más allá, siendo una verdadera lástima.
Se nota el bajo presupuesto, siendo una cinta de serie B (jamás Z), con un gore bastante digno y unas escenas convincentes, pero que tampoco ofrece nada novedoso. De hecho, no estoy seguro de si funcionan más las conversaciones entre los dos protagonistas o los momentos de asesinatos.

Respecto al guion, la idea original se diluye demasiado pronto, siendo un slasher de los de toda la vida, donde sólo nos caen bien y destacan los dos protagonistas (y quizás Steve, el rey del Kayak), interpretados por unos solventes Fran Kranz (uno de los protagonistas de la maravillosa La cabaña en el bosque) y Alyson Hanningan. El resto nos importan bien poco.
Quizás se hubiese agradecido más garra en el conjunto o simplemente alguna pequeña sorpresa, siendo una trama que promete que pero que acaba siendo algo decepcionante, al no presentar un misterio convincente o algo de suspense.
En conclusión, estamos ante una cinta perfecta para los amantes de los slasher, que cumple como entretenimiento y con dos buenos protagonistas, pero que se queda en una declaración de intenciones. Simpática y correcta, que no es poco.
Deja una respuesta