
Después de leer varias opiniones bastante positivas por parte de algunos espectadores que vieron The Mortuary Collection en el Festival de Sitges 2020, tuve gran interés en la misma. Y es que me atraen las antologías de terror, aunque pocas hay que cumplan como meros entretenimientos, siendo la mayoría poco menos que mediocres, especialmente en los últimos años, con bobadas que es mejor ni mentar.
Afortunadamente, no es el caso del film que nos ocupa, aunque tampoco es la maravilla que algunos están pregonando, pero sí una cuidada y efectiva antología que cumple en su objetivo de entretener, aparte de tener una mala baba que le viene como anillo al dedo, al ser un producto que no se toma demasiado en serio a sí mismo y que coquetea constantemente con el humor.

Sorprende que un producto de tan bajo presupuesto no provoque estupor en apartados como en el maquillaje o los efectos especiales (escasos pero más que cumplidores), cosa que sí sucede con producciones similares. Se nota que el director es bien consciente de las limitaciones presupuestarias y juega con lo que tiene a mano, siendo una propuesta a la que jamás se la puede tildar de cutre, ya que todo funciona, desde el cuidado diseño de producción hasta la ambientación, en un resultado final que cumple con creces. Nada desentona o nos recuerda que estemos ante un producto pequeño.
En cuanto al guion, el personaje principal es una maravilla, interpretado con solvencia y gracia por el gran (e infravalorado) Clancy Brown, siendo un cuentacuentos que merecería tener su propia serie. El inquietante y tétrico propietario de la funeraria nos cuenta una serie de relatos, concretamente cuatro (bueno, con matices…), siendo algunos mejores que otros, como suele suceder en toda antología que se precie.

El primer relato es el más corto, pero abre el apetito y cumple, con una historia tan breve como tensa. La segunda historia está cargada de mala leche y de crítica social (todos los relatos juegan a ello, como se explica en el propio film), en un relato tan hilarante como doloroso. La tercera es la que menos me ha convencido, aunque tiene un interesante desenlace. La cuarta también funciona en una historia donde nada es lo que parece.
Y por supuesto, en la cinta también hay lugar para tétricas sorpresas (en especial en el último acto), las cuales funcionan bastante bien, al ser giros argumentales tan impredecibles como logrados y que no se han metido con calzador, como sí sucede en otras producciones de la misma índole.
Finalmente, estamos ante una antología que cumple su cometido, gracias a una realización a la que pocos peros se le pueden sacar, un guion y relatos que entretienen, gracias a su sátira social y mala leche, y un correcto reparto encabezado por un fabuloso Brown, en un peculiar personaje que debería tener más oportunidades, no teniendo nada que envidiar a otros populares contadores de cuentos de terror. No es ninguna maravilla, pero sí una pequeña joya perfecta para ver en fechas señaladas. Y sí, me refiero a Halloween.
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