
La maldición de Hill House fue una estupenda serie de terror de Netflix, que sorprendió y convenció prácticamente a todos los que tuvieron la oportunidad de verla. Y es que se trataba de una producción tan terrorífica como emotiva, con unos personajes muy bien desarrollados y una historia tétrica e inquietante, en una de las mejores propuestas de la plataforma.
Su creador no es otro que Mike Flanagan, habitual del cine de terror y que recientemente nos ofreció la decepcionante y soporífera secuela de El Resplandor. A pesar de ello, tenía bastantes expectativas en esta nueva entrega, siguiendo la estela de Hill House, pero con un cambio de historia y personajes, aunque repitiendo algunos de sus actores.
Las primeras críticas han sido bastante positivas, asegurando que estábamos ante una nueva propuesta tan diferente como superior a la mencionada temporada. Una vez vista, la verdad es que sorprende ese entusiasmo, ya que un servidor no puede estar más decepcionado con esta nueva entrega, donde el resultado final jamás se aproxima ni por asomo a la muy superior Hill House.

Y es que ningún elemento está a la altura de las circunstancias, ya sea la realización (se pierde el factor terrorífico de la propuesta, ofreciendo episodios más tediosos y aburridos), el guion (mucho menos logrado e interesante, con unos personajes que no casan con el marco de la época en la que transcurre todo) o las actuaciones (se notan bastante algunas notables ausencias de la anterior entrega).
No exijo un susto cada dos minutos en una producción de estas características, pero es que en la primera temporada se combinaba muy bien los momentos terroríficos con el desarrollo de personajes, con un fascinante primer episodio que dejaba con ganas de más y ya presentaba las bases de forma estupenda.
No es el caso en la producción que nos ocupa, ya que la historia tarda demasiado en arrancar (el primer episodio no engancha, y los posteriores tampoco…), siendo bastante confusa y carente de interés, con unos personajes bastante mal dibujados y que son poco creíbles, aparte de no tener el carisma de los de Hill House. Creo que ha habido un mal trabajo de ambientación, ya que utilizan expresiones y formas de ser que no cuadran con el año en el que sucede la historia.

En la genial anterior entrega, no había respiro alguno para el espectador en sus diez episodios, mientras que aquí se toman su tiempo sin generar suspense alguno, en una trama bastante floja y que tarda en coger el rumbo. Las comparaciones son odiosas, y estoy seguro de que el señor Flanagan pretendía ofrecer algo novedoso y diferente, pero es que no está a al mismo nivel de Hill House en ni un solo episodio, siendo una verdadera lástima.
En cuanto al reparto, la mayoría hacen lo que pueden con los personajes que les ha tocado interpretar, destacando a una sensacional Victoria Pedretti como gran protagonista, con muchos más minutos para su lucimiento respecto a Hill House donde, por cierto, también ofrecía una actuación memorable.
En conclusión, estamos ante una nueva temporada menor, siendo incompresible para mí que muchas voces hayan asegurado que esta entrega es superior a la maravillosa Hill House. Lo siento, pero no. Una decepción más en un año bastante lamentable. Qué pena, de verdad.
La estoy viendo y sin querer parecer el tío que traga con este tipo de producciones, era pasable si no pensabas en el terror de broma que impregna sus escenas.
La Brie Larson de Hacendado hace lo que puede, la verdad, pero sólo sabe poner cara triste o llorosa. Luego, he llegado a un episodio que considero digno de mención donde hay una negra, un hindú y dos blancas, una de ellas presumiblemente lgbt, en la misma habitación y panfletan lindamente (no recuerdo si el episodio del juego del escondite o el siguiente).
Ya se despotrica de los hombres en una escena anterior, la verdad, pero en fin. Lo que atrajo mi atención para mal es que esta producción es sosa y lenta, y nos panfleta más rollo interracial y vendernos ideología (el momento en que el forense de I Zombie es nombrado el más guapo del pueblo porque sí, y que las tiene locas a todas según la «machorra» y se intenta meter a la prota con él en un romance cada dos por tres… resulta impagable, en serio); al que le guste ese rollo no lo critico pero no es mi taza de té.
Quizá la termine de ver si me aburro con «Hacia el lago». Pero prefiero no verla de todos modos si Rusia me falla.
Un saludo 🙂
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