Mejor… imposible – As Good As It Gets – Crítica – Un impecable trío protagonista en una maravillosa comedia a reivindicar

Nominada en su momento a varios Oscars, incluyendo mejor película, y siendo un gran éxito de crítica y público en su estreno (el ya lejano 1997), Mejor… imposible (As Good As It Gets) es una comedia de la que prácticamente ya no se habla en los círculos de cine. Bueno, ni en ningún círculo. Y es una verdadera lástima, ya que estamos ante un clásico instantáneo, que si se hubiese rodado en blanco y negro en la década de los 60, hoy sería tenida más en cuenta, ya que ha acabado relegada al olvido.

Llegados a este punto, no tengo ningún problema en confirmar que esta sensacional comedia se encuentra (sin problema alguno) en mi top 10 de mejores películas de la historia, sin ruborizarme en absoluto a la hora de reconocerlo. Y es que desde que la vi alquilada en su año de estreno (siendo bastante pequeño), quedé encantado con su maravillosa y original historia, plagada de personajes a cada cual más desternillante e interesante, y donde había sitio tanto para la risa como para la emotividad, siendo un conjunto redondo al que es imposible encontrarle ni una sola fisura.

Y claro, uno va madurando, y con cada nuevo revisionado te vas dando cuenta de que la película todavía es mejor de lo que se podía percibir en un primer momento (justo lo contrario de lo que me sucede con el resto de comedias, las cuales pocas veces resisten el paso del tiempo). Pues bien, debido a mi enésimo revisionado (aunque debo confesar que han sido dos, con apenas tres días de diferencia, confirmando que adoro esta película) de la cinta, puedo volver a decir exactamente lo mismo, no perdiendo la posibilidad de reivindicar una estupenda comedia que me niego a que siga en un olvido en el que jamás debería haber acabado.

Comencemos por la genial realización tras las cámaras de James L. Brooks, popular en su momento por ser el responsable de La fuerza del cariño o Al filo de la noticia, así como Los Simpson (en sus buenos tiempos, claro está), pero que no supo aprovechar el éxito de Mejor… Imposible con posteriores e insulsas (pero no mediocres) comedias como Spanglish o ¿Cómo sabes si…?. Aquí realiza una labor encomiable, de corte clásico (se nota el homenaje a otras comedias más aplaudidas… e inferiores) y con escenas míticas para el recuerdo. El cineasta no se permite filigranas de ningún tipo, pero todo cuadra a la perfección, en un apartado al que nada puede reprocharse.

El guion también es cortesía de Brooks, junto a otro compañero, y puedo afirmar, sin temor a equívoco, que estamos ante un libreto exquisito e irrepetible, ya que el humor y la mala baba (atención a sus tronchantes diálogos) se dan la mano con un romanticismo y emotividad que dan en la diana, siendo un conjunto de elementos que derivan en una experiencia sin parangón, ya que lo mismo puedes reír a carcajadas (casi todas las veces gracias a los impertinentes comentarios del personaje de Nicholson) como emocionarte o sufrir con sus personajes (el personaje de Simon o el de Carol). Lo tiene todo.

Y si ya teníamos una dirección y un guion sublimes, no se queda atrás su impecable reparto, con tres actores en estado de gracia. Jack Nicholson nos ofrece un papel tan hilarante como fabuloso, siendo una de sus mejores interpretaciones, la cual le valió un más que merecido Oscar. Su personaje es un caramelo y el actor lo saborea y aprovecha a la perfección. La verdad es que no me imagino a otro intérprete en semejante rol, habiendo nacido el bueno de Jack para este papel.

Atrás no se queda una jovial y audaz Helen Hunt, con otra joya de personaje, siendo el contrapunto perfecto para el histrionismo de Nicholson. Este papel (el mejor de su carrera, de lejos) también le valió otro merecido Oscar a la actriz. Es una pena que no lo supiera aprovechar, siendo hoy en día una sombra de lo que antaño fue. Ahí lo dejo.

Por último, tenemos a un entrañable y encantador Greg Kinnear, en otro personaje complejo y nada sencillo, pero saliendo airoso de la papeleta, al componer al perfecto vecino y amigo que todos querríamos a nuestro lado. También fue justamente nominado al Oscar al mejor actor secundario, pero, lamentablemente, se enfrentó a Robin Williams por El indomable Will Hunting (otra gran película que está siendo olvidada con el paso de los años, me temo).

Los tres conforman un extraordinario trío protagonista, siendo otra pieza clave para que todo funcione a la perfección. Mención especial para un excepcional Cuba Gooding Jr. en un rol muy secundario pero cuyas apariciones aportan todavía más valor a la cinta. Es una pena que acabase siendo otro actor que no supo muy bien qué hacer con su prometedora carrera, cuando tenía tablas de sobra para ello.

Y es imposible hablar del film que nos ocupa sin mencionar la sobresaliente banda sonora de Hans Zimmer, dotando al film de una magia y cercanía que le quedan de lujo, gracias a unas melodías que enternecen y acarician el corazón (atención al perfecto desenlace). Es una lástima que no sea de sus trabajos más recordados (estamos hablando del que posiblemente sea el mejor compositor de la historia, con permiso del señor Williams), pero considero que es la guinda perfecta para finalizar una producción a la que no se le puede encontrar ni un solo pero.

Una vez finaliza la película (en imborrable desenlace), te queda la sensación de haber asistido a una pieza maestra, donde nos hemos reído y emocionado con sus personajes, queriendo ser mejores personas, como reza el protagonista en cierto momento de la cinta. Y es que estamos ante un film optimista y que busca entretener al espectador, mientras también pretende emocionarlo, en un resultado único.

Soy consciente de que pocos compartirán mi entusiasmo, pero como también reza el personaje de Nicholson en otro sobresaliente instante cargado de magia, me siento especial por reconocer los valores de la propuesta y ser de los pocos que ven lo maravillosa que es. Espero que la historia del cine la vuelva a poner algún día en el lugar que le corresponde, al lado de otros clásicos de la comedia. No suelo decirlo y soy el primero que suele afirmar que no existen, pero ahí va: una obra maestra del cine.

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