MasterChef Celebrity 5 – Programa 2 – Melani Olivares es la predecible expulsada en otro soso programa

Bienvenidos al segundo programa de MasterChef Celebrity 5, con la notable ausencia de David Fernández, el expulsado de la semana pasada. En esta ocasión vino de invitado el gran Carlos Latre, al que adoro desde siempre, pero del que no sería justo elogiar todas sus imitaciones, ya que algunas se le escapan, como demostró en los minutos en los que apareció. Eso sí, Boris le sale de diez, siendo su mejor imitación, de lejos.

En otro orden de cosas, la primera prueba consistía en preparar una serie de embutidos. Se tenían que juntar por parejas. Al ser impares, el que se quedó solo fue el pobre Perico, más que nada porque Celia Villalobos fue más rápida. Curioso, ya que el otro es ciclista. Mención especial a la aparición estelar del payaso de Micolor, o lo que es lo mismo, la Terremoto disfrazada, como de costumbre.

Algunos de los platos fueron un absoluto desastre, como el de Flo y Raquel Sánchez Silva o el de Melani Olivares y la Terremoto, hasta el punto de que estas últimas metieron un trozo de comida que se les había caído al suelo, por mucho que lo negasen en primera instancia. Delicioso. La mejor pareja fue la de Celia Villalobos y Gonzalo Miró. Tuvo buen ojo la exdiputada.

La prueba por equipos fue en Madrid, en un autocine, entiendo que para promocionarlo. Nada que objetar al respecto, ya que el mundo del cine no está en su mejor momento. Y no, no voy a comentar la (sobre)actuación de Samantha a lo Grease… más que nada porque no hay palabras. Tampoco las buscaré para el posterior baile de los concursantes.

Los capitanes no fueron los mejores de la prueba anterior, ya que decidieron quien lo sería dependiendo de quién bailase mejor, por lo que finalmente los capitanes fueron Juan José Ballesta (uno de mis favoritos, de momento) y Josie (uno de los más insufribles, sin momento ni nada… lo es).

La prueba consistía en realizar un menú americano, y claro, trajeron al concursante americano de la edición anterior de anónimos, el señor Michael, que debo reconocer que a mí jamás me fascinó como al resto de espectadores.

A destacar la llamada de la naturaleza de Ballesta, corriendo a los servicios en medio del cocinado (me representa, a mí y a muchos), el mal genio de la soprano (cuatro maridos ha tenido… no te digo nada y te lo digo todo) o el casi desmayo de Gonzalo Miró, al que Josie le dejó a su suerte en las parrillas, escaqueándose en el proceso. Gran capitán, mejor persona.

Afortunadamente, Jordi Cruz puso en su sitio al susodicho, el cual se confirma como uno de los grandes insoportables de la temporada y uno de los mayores errores de casting. En fin… prosigamos. Como era de esperar, el equipo ganador fue el que estaba capitaneado por Ballesta, el azul, yéndose el rojo (el de Josie) a eliminación.

En la prueba de eliminación, hizo acto de presencia Dora la exploradora, pero versión psicodélica, o lo que es lo mismo, La Terremoto disfrazada, una vez más. Ya sabéis, de alguna forma hay que llamar la atención. Al ser el mejor de la anterior prueba, Ballesta, delantal blanco, tenía que repartir una serie de platos (concretamente guisos), todos ellos defectuosos, entre sus compañeros con delantal negro. La prueba consistía en solucionar dichos platos defectuosos, en una prueba de eliminación nada sencilla.

Y bueno, no es ningún secreto que este año los malos rollos brillan por su ausencia, pero no os preocupéis, que el programa es experto en meter mierda, con todas sus letras. Y es que le dieron la opción a Ballesta de salvar a dos compañeros de la eliminación, cuando ya estaban cocinando. Después de mucho dudarlo, el actor decidió no salvar a nadie y dejar que el destino se cobrase su nueva víctima. Sinceramente, me pareció una buena elección, a pesar del mosqueo de algunos de sus compañeros (y de los jueces…), como fue el caso de Melani Olivares, que se debió ver en la cuerda floja. Y no fue desencaminada…

Y bueno, otro que si no da la nota, explota, es decir, el señor Josie, el cual se echó harina por todo el cuerpo y la cara, con la excusa de que si no lo hacía, le decían que no había cocinado. Un genio. Que alguien le dé un pin, por favor. Y claro, como es un señor conocido, no le dijeron ni pío, cuando a un anónimo se lo comerían por menos. Hay clases y clases, y si el precio a pagar por estar en lo más «alto» es ser un pijo malcriado, dejadme en el submundo, por favor.

Atención al primer comentario viperino del año, cómo no, por parte de la señora Villalobos (que ya apuntaba maneras), y encima contra su compañero de profesión Gonzalo Miró, del que dijo que no le importaba nadie, por supuesto por la espalda. Ya se puede apreciar por dónde van a ir los tiros las siguientes semanas.

Y la expulsada fue Melani Olivares, también porque sus compañeros salieron más airosos en sus platos. Mentiría si no reconociese que desde el primer minuto del programa lo vi venir. Le tengo cariño a la actriz, por su papel en Aída, pero no se puede negar que su paso por el concurso ha sido bastante decepcionante.

Y nada, finalmente hemos asistido a otro soporífero programa, confirmándose que esto dejó de tener sentido hace demasiado tiempo, y confirmando también que el casting no ha sido el más acertado. No obstante, aquí seguiremos, comentando una semana más. Nos leemos.

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