Desde que se anunciase la nueva serie apadrinada por el temible Jordan Peele (director la insufrible Déjame Salir y la correcta, pero poco más, Us / Nosotros o productor de esa mediocridad que fue el regreso de Twilight Zone y la fallida Hunters), decidí que no iba a verla, más que nada porque había escarmentado con producciones del antaño cómico metido a cineasta de prestigio (que ya me dirás…).
Que el señor Peele está obsesionado con el tema del racismo (aunque luego declaró que jamás pondría a un blanco de protagonista en sus películas… ahí lo dejo) no es ningún secreto, aunque eso no supondría ningún problema si al menos ofreciese productos realmente interesantes y convincentes, aunque se le vean las costuras y de qué pie calza en apenas segundos. No, el problema es que ofrece caviar y entrega a cambio poco menos que hamburguesas… pero de microondas.
Y es que seguramente estemos ante uno de los cineastas y productores más sobrevalorados de la actualidad, ya que cualquier cosa que toca (que se puede entender como simplemente invertir dinero y poner su nombre en el cartel) es aplaudida con furor. Y claro, ha llegado su nueva serie (también como creador) y la crítica se ha postrado ante sus pies, calificándola de obra de arte (…) y con un nada desdeñable 97% en Rotten Tomatoes, que se dice pronto.
No voy a entrar en dar mi opinión sobre lo que está sucediendo en estos inquietantes tiempos, donde se sobrevaloran productos que todos habremos olvidado antes de lo esperado, como la decepcionante última película de Spike Lee o el interminable videoclip orquestado para engrandecer todavía más el ego de Beyoné. Pero como ya digo, mejor centrarnos en el producto que nos ocupa.
Porque sí, después de las (exageradamente) entusiastas críticas, he decidido darle una oportunidad al piloto de la cacareada serie, presentando una propuesta de misterio, terror y ciencia ficción que combina los relatos de H.P. Lovecraft con el racismo de los años 50. Por cierto, muy curioso que se haya usado el nombre de dicho autor y su mitología, ya que era un confeso racista, con un poema catalogado como el más racista de la historia. Cierto es que esto se nombra en el primer episodio, pero si tan racista era (que lo era, y mucho…), no entiendo la necesidad de lucrarse a costa de su nombre, por mucho que haya dardos al popular autor.
Finalmente, me he encontrado con un primer episodio de una hora de duración (algo excesiva, pero es lo que se lleva ahora en las series, y no puedo estar más en desacuerdo), que tarda demasiado en arrancar (de ahí el fascinante prólogo, para que nadie pierda la atención), con unos personajes bien dibujados pero que tampoco fascinan (aunque quizás sea pronto para decirlo) y que da lo que promete en sus diez minutos finales, con un cierre que deja con ganas de más, aunque tampoco para volvernos locos como en otras series con mejores pilotos.
Creo que es indudable que la serie cumple su cometido de entretener y enganchar, con un par de escenas más que destacables (la persecución o el mencionado clímax), pero tampoco nada que la haga merecedora de elogios como obra de arte o producto imprescindible. Reincido en esto porque hay que tener mucho cuidado con los mensajes que se dan a los espectadores, que al final son los que de verdad importan, ya que luego se basan en esas reseñas y se topan con productos que no son lo que ellos creían.
La dirección del primer episodio cumple, con las escenas comentadas, dejando la sensación de que han cuidado los detalles (como la ambientación) y ha habido un generoso presupuesto (de ahí la incesante campaña de marketing, siendo uno de los grandes estrenos del verano de HBO, plataforma que se está quedando atrás a marchas forzadas). Los efectos especiales son llamativos, pero hay algunos instantes donde quizás pequen de demasiado obvios, aunque tampoco nada realmente reprochable.
En cuanto al guion, el trío protagonista funciona (aunque resulta llamativo que sus personalidades sean más acordes a los tiempos actuales que no a la época en la que se supone que están), no pudiendo hablar todavía de ningún personaje estrella (suele ser secundario) que mueva la trama, aparte de que la historia es demasiado obvia en su denuncia del deplorable racismo de la época (y de la actualidad, ya que hay cosas que nunca cambian, por desgracia), brillando la sutilidad por su ausencia. Creo que Peele está más preocupado de este último punto que no de la parte fantástica de la obra, llegando su última producción en el momento justo.
Respecto al reparto, nada que reprochar, con un felizmente recuperado Courtney B. Vance (que se estaba encasillando últimamente en papeles secundarios de apenas cinco minutos), un convincente Jonathan Majors o una entregada Jurnee Smollett-Bell (vista en Birds of Prey / Aves de presa), formando un trío de protagonistas que cumple, sin más.
En conclusión, estamos ante una propuesta tan interesante como entretenida, y que deja con ganas de más, pero que no es ni un piloto perfecto ni la octava maravilla del mundo. Que no os engañen. Yo me conformo con que el resto de episodios estén por lo menos al mismo nivel (pedir más sería absurdo), y que no nos encontremos ante otra serie que prometía demasiado y luego se quedó en una soberana decepción. Y sí, me refiero a Hunters, también de Peele. Y es que otra cosa no, pero el bueno de Jordan es un vendehumos de cuidado…
Ya mire el cápitulo pilóto y no me parecio nada extraordinario. No es mala, pero tampoco destaca en su genero.
Me gustaMe gusta
Pues el segundo no es mejor…suerte
Me gustaMe gusta