Deep Blue Sea 3 – Crítica – Una entrega menos desternillante de lo esperado y que sólo se desmadra en su media hora final

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En 1999 nos llegó la fascinante Deep Blue Sea, película de terror y ciencia ficción sobre unos temibles tiburones alterados genéticamente, dirigida por el gran Renny Harlin y con Thomas Jane y Samuel L. Jackson (el cual protagoniza uno de los mejores momentos de la cinta…), entre otros. Defenestrada en su momento, el tiempo le ha dado el lugar que se merece, siendo una especie de pequeño clásico de culto que hoy en día veneran muchos amantes del género de animales asesinos.

Warner Bros (que lleva años de capa caída) ha tomado buena nota de ello, y es por eso que, desesperada por sacar subproductos que le den réditos en el mercado doméstico, han decidido utilizar la marca sin pudor alguno. Todos sabemos que desde hace años (demasiados) en Hollywood se han quedado sin ideas, por lo que esta maniobra no debería sorprender a nadie. El por qué no se deciden por hacer una secuela en condiciones es otra historia.

El caso es que hace un par de años sacaron directamente en DVD una secuela tardía que no visioné, más que nada porque sus críticas fueron peor que terribles y no me dejé embaucar por la indebida usurpación del título de la original, que claro, desde el estudio deben pensar que queda molón y por eso le ponen el mismo a cualquier cinta de tiburones que se precie.

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Justo ahora es cuando llega una tercera entrega, que poco o nada tiene que ver con la primera, y que es una secuela directa de la anterior (aunque sólo sea por menciones). Con ésta sí que me he arriesgado, ya que el tráiler (donde por cierto, están los mejores momentos… avisados estáis) prometía un festival de desvergüenza y serie Z de los que prometen, aparte de obtener unas reseñas algo más favorables que en la anterior propuesta.

Pues bien, una vez vista puedo confirmar que no es ni el bodrio desvergonzado que nos habían prometido y debería ser, ni tampoco una absoluta pérdida de tiempo, más bien una suerte de serie B (salvando las distancias), que se toma demasiado en serio a sí misma hasta su media hora final, donde se desmadra un poco y ofrece lo que los espectadores ávidos de carnaza estábamos esperando.

La dirección cumple para un producto de estas características, aunque basta con ver la filmografía del responsable de detrás de las cámaras para comprobar por qué ha sido el elegido para este trabajo. Atención a los sorprendentes efectos especiales, mejores de lo esperado y con poco que ver con producciones del mismo estilo, donde el pobre CGI suele sacar de la película, aunque en producciones como la saga Sharknado sea lo que se busque.

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En cuanto al guion, le falta mala baba y parece que quiera ofrecer una historia seria y con personajes profundos. Cierto es que éstos no causan vergüenza ajena (el alivio cómico brilla por su ausencia), pero tampoco se consigue que nos importen lo suficiente como para preocuparnos cada vez que uno cae accidentalmente al agua.

Hablamos de hora y media de duración, donde la primera hora se podría tirar a la papelera de reciclaje que no pasaría absolutamente nada, más que nada por que las transiciones entre escena y escena son eternas y aportan bien poco, aparte de unos diálogos que te dejan igual que estabas.

Afortunadamente, el film cambia de rumbo en su media hora final, apostando por escenas tan hilarantes como desternillantes, incluyendo al típico villano histriónico y desfasado, como debe ser en todas las producciones de este tipo. Es una pena que se tarde tanto en poner toda la carne en el asador, porque podría haber quedado un subproducto la mar de majo, notándose que no sabían muy bien qué querían hacer con la película en cuestión.

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Del reparto simplemente indicar que todos hacen lo que pueden, destacando a un villano que, como ya he dicho, despierta al final y despliega la serie de expresiones y muecas que todos estamos esperando en el malo de la función, así como una protagonista (Alex de Perdidos / Lost… de algo hay que comer) que cumple sin más.

En conclusión, estamos ante una producción que no da lo que promete y que ha intentado distanciarse de productos de estas características, para acabar siendo una cinta tan fallida como olvidable, y con pocos momentos para rescatar, quedándose en tierra de nadie. Qué lástima, aunque tampoco es un bodrio insufrible, las cosas como son. Quizás le encuentres la gracia, y más en este caluroso verano. Menos es nada.

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