Tenía bastantes ganas de visionar por fin este thriller independiente protagonizado por Joaquin Phoenix, alabado por la crítica y calificado por algunos como un clásico de culto instantáneo. Quizás la culpa del doloroso desastre y la decepción que ha supuesto este visionado sea exclusivamente de un servidor, ya que en esta ocasión no me he parado a revisar las opiniones de los usuarios, también denominado público en general, y al que los críticos más pedantes calificarían de populacho. Así funciona la cosa.
Pues bien, no es ningún secreto que estoy mucho más cerca de éstos últimos, ya que no puedo con la pretenciosidad de según qué propuestas y el film que nos ocupa no es la excepción, siendo uno de los productos más sobrevalorados, vacíos, soporíferos e insufribles de los últimos años. Y creo que aún me quedo corto.
Y ojo, que estuvo nominada en el festival de Cannes (qué ya sabemos todos que es lo que premia y aplaude, con la honrosa excepción de films que sí merecen la pena, como la reciente Parásitos) a mejor película y se llevó los de mejor actor (más que merecido) y mejor guion, esto último digno de estudio, quizás por parte de Mulder y Scully. Pero mejor vayamos por partes.
La directora dicen que estuvo ahí, pero en honor al título lo dudo bastante, ya que para lo que algunos son planos preciosos y bellos con un mensaje de fondo sólo accesible para la gente con estudios superiores (por cierto, un servidor los tiene y sigo preguntándome cosas…), para el resto de los mortales se trata de un producto insulso y muy aburrido, donde se prefieren los silencios innecesarios que no apostar por la violencia y crudeza de la historia, arrebatando al espectador, en no pocas ocasiones, la oportunidad de ver escenas más interesantes, las cuales son cortadas sin tapujo alguno. Muchos dirán que porque no son necesarias, pero yo me creo más que haya sido por falta de experiencia y torpeza, o simplemente por ir de moderna.
No obstante, se agradece que la cinta apenas dure ochenta minutos, aunque se hacen eternos, eso sí. No me quiero imaginar si esto hubiese durado dos horas o más, porque tendríamos un problema grave y serio. Menos mal que la novela que adapta es corta, porque en otro caso podríamos haber acabado más traumatizados que el protagonista.
En cuanto al guion, por mucho que se trate de la adaptación de una novela corta (que os juro que tengo curiosidad por ver de qué trata o qué cuenta, porque no me lo explico), no hay nada que contar, ya que todos son silencios interminables, sin apenas diálogos (caben en una servilleta, como si estuvieses ante un homenaje no confeso al cine mudo) y con escenas que no aportan nada, aparte de provocar el tedio absoluto en los pacientes espectadores.
Y es que todo acontece con frialdad, sin que nos impliquemos y sin que sintamos absolutamente nada. No sé si los responsables buscaban hacer su propio Drive (que tampoco es nada del otro aquél, pero al menos no aburre como ésta), pero el resultado final es espantoso, además de ser un bochorno absoluto que ésto haya sido galardonado a mejor guion cuando no cuenta nada y hay historias mucho mejores y totalmente ignoradas. El signo de los tiempos.
Afortunadamente no todo son contras, ya que aparte de la duración tenemos a un entregado Phoenix dándolo todo en un proyecto que realmente no lo merece, con un cambio de físico importante y haciendo lo que puede con un personaje mal escrito. Lo dicho, más que merecido ese galardón a mejor actor. Eso sí, espero que en algún momento le den al bueno de Joaquin algún personaje normal, que siempre le tocan los mismos… Pero esa es otra historia. Mención especial al pobre y desaprovechado Alessandro Nivola, que sale dos minutos y no articula palabra alguna. Lamentable.
En conclusión, estamos ante una insufrible y aburrida propuesta, donde sólo se puede destacar al señor Phoenix y donde la cruda realidad es que sólo gustará a los críticos y a los que amen este tipo de cine (pedante, para los despistados). El resto no encontraremos consuelo en sus eternos ochenta minutos. De lejos, una de las peores y más pretenciosas películas de los últimos años, que ya es decir. El problema es que se aplauden cosas así, se les dan alas y luego el público de a pie, que no hacemos daño a nadie, las tenemos que sufrir. Menuda decepción y menuda nos espera con esta nueva e insufrible moda de películas sin alma ni nada que contar. Nunca más. A quién quiero engañar…
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