Desde que Netflix añadió esta propuesta animada del Studio Ghibli (recordar que hay más producciones suyas en la plataforma) a su extenso catálogo tuve ganas de darle una oportunidad, más que nada por sus favorables críticas y por su curioso estilo de animación.
Pues bien, por fin he podido visionar este film animado del año 1999 y la verdad es que tampoco esperaba una obra maestra, pero tampoco pensaba que me iba a topar con uno de los productos más caóticos, fallidos e insustanciales de la historia, al menos en lo que animación se refiere.
Hablamos de la adaptación de un popular manga japonés, y quizás esté ahí el problema, ya que la película no tiene una trama o consistencia alguna, al ser una sucesión de sketches y escenas de apenas minutos para pasar al siguiente momento familiar sin que nos hayamos divertido o emocionado demasiado por el camino, siendo un estrepitoso pastiche que ya es un error de concepto desde el comienzo.
Para empezar es demasiado larga para lo que tiene que ofrecer, ya que una hora y cuarenta minutos son injustificables si vas a presentar a los espectadores una serie de cortos sin ningún sentido, que no aportan mensaje alguno, siendo todos igual de rudimentarios e insípidos.
Los personajes tampoco son el colmo de la originalidad, ya que todos y cada uno de ellos son clichés con patas y no hay ninguno que fascine y atrape. Quizás hay algún gag logrado (repito, quizás), pero nada especialmente memorable que salve al producto de la quema, ya que es un sinsentido de manual.
En cuanto a la animación, sí, es diferente y llama la atención, pero no deja de ser bastante simplona y, seguramente, un recurso de los responsables de la película para abaratar costes. Llamadme malpensado.
En conclusión, una «película» sin alma ni garra, que se compone de una sucesión de momentos familiares, sin que nada nos importe especialmente y de la cual no entiendo las entusiastas opiniones, ya que al final no te quedas igual de como estabas al comienzo, más bien te quedas peor, porque asimilar que los responsables de la cinta pensasen que era buena idea ofrecer escenas sueltas sin nexo de unión alguno, para mayor confusión del público. Prescindible.
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