Por fin he podido finalizar la primera temporada de Hunters, y la verdad es que no ha sido un camino sencillo. En su momento os traje mi opinión del primer episodio, estupendo piloto de hora y media, que se pasaba volando y que dejaba con ganas de más. Lamentablemente, estamos ante uno de esos casos de cortina de humo (o estafa) donde se pone toda la carne en el asador al principio, para al final vendernos la misma serie de siempre, fallida en prácticamente todos sus aspectos y con nueve episodios restantes de difícil digestión, además de tener uno de los desenlaces más ridículos de la historia, en todos los ámbitos. Pero como siempre, vayamos por partes.
Vendida con demasiadas ínfulas y pretensiones como la nueva serie de Jordan Peele (como si eso fuera sinónimo de calidad, después de su desastrosa Twilight Zone), cuando sólo está acreditado como productor ejecutivo (siendo una promoción bastante engañosa), estamos ante una producción exclusiva de Amazon y protagonizada por Al Pacino y Logan Lerman a la caza de nazis en los años 70.
La propuesta parecía bastante prometedora y desde que salió el primer tráiler tuve bastante curiosidad. Y es que la vendieron como un producto divertido y desenfadado, con grandes dosis de sangre y una mala baba al más puro estilo Tarantino (salvando las distancias), ya que dudo que esta serie existiese de no haberse hecho la sensacional Malditos Bastardos.
Pues bien, tenemos diez episodios de más de una hora de duración cada uno (una locura, ya que no entiendo la moda de que los episodios duren más de los cuarenta minutos clásicos de toda la vida), aunque su piloto es de hora y media, y donde el drama eclipsa por completo el humor ácido de la propuesta y su oportunidad de ofrecer algo fresco y diferente.
Y es que al final estamos ante un drama más de nazis, que poco tiene que ver con su punto de partida, y donde se podría haber contado exactamente lo mismo en apenas seis episodios, habiendo demasiado relleno, personajes insulsos (por mucho que se pretenda la contrario debido a sus características) y momentos que dan vergüenza ajena, en un conjunto tan fallido como decepcionante.
No puedes ofertar una propuesta semejante como algo cool y revolucionario, y que después la mala baba y lo políticamente incorrecto (para algo es una serie de Peele, por lo que más bien destaca lo políticamente correcto…) brille por su ausencia, habiendo solamente cuatro instantes inspirados (los vídeos educativos para los espectadores) metidos con calzador y que realmente no pintan nada (aunque se agradezcan) o personajes divertidos que merecían más minutos (como Lonny Flash, el alivio cómico y uno de los mejores personajes de la serie de lejos).
Y es una pena que la trama, los personajes y la mayoría de diálogos (algunos están inspirados, como si los hubiese realizado otro guionista bien distinto…) no estén a la altura de los elementos técnicos, ya que se nota el presupuesto invertido en la serie, que estoy seguro que no ha sido nada barata. Aunque no es oro todo lo que reluce, porque, aunque hay instantes muy bien rodados, ninguna escena de acción hace que te lleves las manos a la cabeza, siendo todo más rudimentario de lo esperado, a pesar de que todo luzca tan bien (más que lograda la ambientación en los 70).
Y ya que hablamos de la historia, a la serie se la carga uno de los giros finales más bochornosos de la historia, ya sea del cine o de las series, haciendo que se arruine el conjunto y que tengamos más motivos para bajarnos antes de sufrir más con su confirmada segunda entrega.
Jordan, amigo, no sé hasta qué punto estás implicado en el guion (quizás sólo te han pagado por poner tu nombre bien grande en el póster, cuando sigues sin destacar en nada…), pero no eres M. Night Shyamalan (en sus buenos tiempos, por supuesto), así que déjate de finales chorras que sí pueden ser aplaudidos en tus sobrevaloradas películas, pero que aquí causan estupor y mucha rabia, al ser una estafa que no se merecen los espectadores.
Y es que el citado giro es tan imposible y rocambolesco que es improbable verlo venir. Si la serie hubiese mantenido el tono paródico que se esperaba de ella, podría entenderlo e incluso comprarlo, pero, lamentablemente, estamos ante una serie que se toma demasiado en serio a sí misma y que no sabe jugar bien sus cartas. Con lo cafre y gamberra que podría haber sido… Lo dicho, engañoso el marketing, la propuesta y su final.
Y una vez dejado claro que la dirección y demás elementos técnicos están por encima del producto final (ojalá tuviesen series mejor escritas estos recursos) y que el guion es demasiado dramático, tedioso y decepcionante como para disfrutar de la serie, toca hablar de los intérpretes. Obviamente quien destaca es el gran Al Pacino, pero no por su sensacional interpretación, sino más bien porque le han extendido un cheque para que su nombre también atraiga a los incautos (al igual que con Peele) y se ganen más espectadores que de otra forma no hubiesen acabado aquí.
Es cierto que su actuación es más que convincente y que se nota entregado al veterano actor, pero hay cosas bastante discutibles y al final el personaje no está a la altura de uno de los mejores actores de la historia (le pese a quien le pese). Ahora entiendo los que dicen que este ha sido el mayor error de su carrera. Quizás el mayor es algo exagerado (hola, Jack y su gemela…), pero uno de los mayores lo suscribo y lo compro. Una correcta actuación, pero al fin y al cabo un mero reclamo para dar más renombre a una serie que quiere aparentar ser mejor de lo que realmente es. Y es que aunque la mona se vista de seda…
Logan Lerman también ofrece una convincente interpretación como el gran protagonista de la serie, pero su personaje es poco agradecido (los hay mucho mejores), y le esclaviza el tener que estar los diez episodios enfadado e intenso, cuando creo que el actor merecía un papel mejor desarrollado. No obstante, sale airoso de tan complicada papeleta.
En cuanto al resto, todos cumplen, aunque me gustaría destacar a unos sensacionales Josh Radnor como Lonny Flash (lo dicho, el más que necesario alivio cómico, aunque se use bien poco siendo un error garrafal), el cual, por cierto, merecía un serie para él solo (y estoy seguro que sería mucho más interesante y divertida que la que nos ocupa), Dylan Baker como el nazi Biff Simpson, el cual saborea su rol de villano y se lo pasa en grande, o un enigmático Greg Austin como Travis Leich, en otro villano de esos que dejan huella.
Por cierto, curiosamente estos tres son los mejores personajes de la serie, y no queda otra cosa que lamentarnos por los pocos minutos que ocupan en pantalla, cuando personajes más insustanciales y anodinos (inspectora Morris o Roxy) acaparan más protagonismo, por motivos obvios, añadiría (repetid conmigo: corrección política… el señor Peele tiene una obsesión). Es lo que hay.
Y poco más puedo decir de esta decepcionante y fallida serie sin recurrir al spoiler, pero aunque hay elementos positivos que no la convierten en una absoluta mediocridad (aunque tampoco en algo correcto o recomendable) la tomadura de pelo en el último episodio hace que sea mejor olvidarla cuanto antes, como lo que pudo ser y jamás llegó a ser, por mucho que se hayan extendido jugosos cheques, sin pudor alguno, para usar los nombres de Jordan Peele (del que ya no me fío nada, siendo uno de los rostros más sobrevalorados del momento) o Al Pacino.
Una oportunidad perdida de hacer algo grande o mínimamente entretenido, y que no invita a aventurarnos en su confirmada segunda temporada, por mucho que presenten una sorpresa final (ésta sí la compro) para enganchar a los espectadores. A mí ya me han perdido. Nueve horas (no cuento el piloto, porque está a la altura de las expectativas… el resto no) que no voy a recuperar. Decepción.
Ocio World 
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