No tengo ningún problema en reconocer que una de las películas de mi infancia es, de lejos, Mortal Kombat (1995). Dirigida por el temible Paul W. Anderson (con más errores en su extensa filmografía que aciertos), vista hoy en día y con otros ojos es prácticamente imposible no reconocer que no es una buena película, pero el cariño que le tengo no se lo quita nadie. Por cierto, coincide que la peor película que he visto en una sala de cine es su insufrible secuela, Mortal Kombat: Aniquilación. Pero esa es otra historia…
Por cierto, antes de proseguir, aprovecho para recomendaros mi especial en vídeo sobre la adaptación de videojuegos en el cine aquí. En dicho vídeo, me explayo mucho más sobre mi opinión respecto a las dos películas citadas.
Pues bien, de mi amor (de infancia) a la primera de MK nació mi interés en sus videojuegos de lucha (siendo el mejor, de lejos, el que los enfrentó a DC, al menos para un servidor) y a sus personajes. Y es el motivo por el cual he sentido curiosidad en esta propuesta animada, nueva adaptación del videojuego, en esta ocasión centrada en el personaje de Scorpion (uno de los más queridos por los fans, y no me extraña).
Es un punto bastante interesante que hayan optado por esa decisión, porque la trama del personaje interesa y fascina a partes iguales, aunque también provoca que haya un híbrido de tramas algo caótico en la película, así como la marginación descarada de protagonistas emblemáticos como el de Liu Kang.
Y es que el bueno de Kang apenas aporta nada a la trama y su carisma (al contrario que en el film de los 90) brilla por su ausencia, siendo un sacrificio que duele, en pos de dar más protagonismo al personaje de Scorpion. Sucede lo mismo con el resto de protagonistas, como Sonya Blade (muy desdibujada), el gran Johnny Cage (correcto alivio cómico pero que jamás está a la altura del de la primera película, aunque se pretenda) o Raiden (se echa de menos la guasa de Lambert).
Los villanos tampoco dan mucho más de sí, siendo todos y cada uno de ellos meras comparsas, siendo muy sangrante el caso del también mítico Sub-Zero, que apenas aparece dos minutos (siendo generosos) y que supone uno de los mayores errores del film que nos ocupa, ya que una película de Scorpion sin su mayor rival es un sinsentido, se mire por donde se mire.
Como ya he indicado, en la cinta, de unos escasos ochenta minutos (bastante entretenidos, donde no hay lugar para el aburrimiento), coexisten la venganza de Scorpion (al que le han dado su propia historia y todo lo que ello conlleva, lo que me parece maravilloso) y el torneo, el cual tiene muchos detalles similares al film de Anderson, siendo un homenaje (entiendo que no plagio) a aquel clásico, aunque teniendo su propia identidad, ya que hay un momento que la propuesta animada toma su propio camino, ya sea por las decisiones del personaje de Scorpion (discutibles en base a la historia del videojuego) o por ofrecer algo diferente. Pero sí, no pasa por remake del film del 95 por poco.
En cuanto a la animación, quizás el diseño de personajes sea algo tosco y anticuado, pero todo se suple con las espectaculares secuencias de lucha, no escatimando en sangre y vísceras (atención a los momentos radiografía). Se agradece que un producto animado cortesía de Warner sea tan gore y violento, renunciando al público infantil y siendo fiel y generoso con los fans del videojuego. No cabe más que aplaudir.
En conclusión, estamos ante una convincente y correcta cinta animada, que no es ninguna maravilla (no alcanza la rotundidad del film del 95, aunque hoy en día sea más casposo que otra cosa) pero que se deja ver, no siendo un bodrio infumable (como reconozco que me temía) y que si eres fan del videojuego seguramente disfrutes, gracias a su violencia sin tapujos y a una historia interesante, aunque se haya sacrificado el protagonismo de demasiados personajes. No le diré que no a la hipotética secuela.
Ocio World 
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