Desde que se habló de este proyecto, ya sea por las positivas críticas o por ser vencedora del festival de Sitges (lo que, por cierto, no es sinónimo de nada), tenía interés en embarcarme en esta extraña aventura sobre un misterioso hoyo y una serie de personajes que deben sobrevivir en él.
Gracias a Netflix (ya que acaba de formar parte de su extenso catálogo) he podido visionarla y comprobar en mis carnes si esta distopía es digna de tanto elogio o, por el contrario, es otro ejemplo de producto sobrevalorado en exceso. Pues en esta ocasión me decantaré por un término medio, ya que, si bien es cierto que no estamos ante ninguna obra maestra, sí asistimos a una interesante y original propuesta sobre la eterna inmundicia del ser humano, desgraciadamente de rabiosa actualidad por las excesivas compras a causa de cierta terrible enfermedad.
El director debuta con este film, y aunque se aprecia el reducido presupuesto (la película sucede casi todo el metraje en el mismo espacio), se aprovecha el entorno con mucha inteligencia y hay instantes bastante logrados, con un uso descarnado de la violencia. La película no está para sutilezas, eso seguro. También se agradece la ajustada duración, aunque hay bajadas de ritmo importantes.
En cuanto al guion, cierto es que bebe de otros productos anteriores y similares como el clásico de culto Cube (por poner un ejemplo claro), pero el film tiene su propio sello de identidad, ofreciendo una historia diferente y bastante necesaria, al poner de manifiesto una realidad como es la del egoísmo insano del ser humano, como ya he indicado, demasiado presente en estos días, donde la gente prefiere llenar sus despensas sin mesura ignorando las necesidades del prójimo. Y de eso mismo trata la película que nos ocupa, ofreciendo un mensaje fascinante.
La película tiene un arranque prometedor, aunque, lamentablemente, se desinfla un poco con la aparición de cierto personaje, recuperando el ritmo en un espectacular clímax que no dejará indiferente a nadie. Quizás el desenlace no sea del gusto de todos, pero no creo que arruine la experiencia, aunque aviso que la película es de esas que no da todas las respuestas y prefiere hacer reflexionar al espectador, para que saque sus propias conclusiones. Nada que objetar.
En cuanto al reparto, tenemos a un inmenso Ivan Massagué, en el que seguramente sea uno de sus mejores papeles, cargando con el peso de la película de forma impecable, gracias a un personaje que evoluciona a medida que avanza la cinta. Mención especial a los geniales secundarios de la cinta, a cada cual más hilarante.
En conclusión, estamos ante una obra única y diferente, que quizás tenga algunas decisiones cuestionables y que adolece de una bajada de ritmo en el ecuador del metraje, pero que supone una propuesta tan interesante como necesaria, al exponer las miserias de las que es capaz el ser humano, ya sea devorando toda la comida a su paso o cogiendo paquetes de papel higiénico en masa. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
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