Parásitos es una película que está (desde hace meses y ahora mismo) en boca de todos, ya sea porque ha fascinado a los críticos profesionales y a la mayoría de espectadores, porque ha ganado el Oscar a Mejor Película o porque ha hecho historia en los mismos premios, pero el caso es que desde que ganó el premio a mejor película de Cannes en el ya lejano mayo de 2019, la gente no ha dejado de hablar de este fenómeno cinematográfico.
Y bueno, la película ha conseguido que muchos espectadores se acerquen sin miedo al estupendo cine coreano que se nos ha ofrecido en los últimos años, con obras memorables como Old Boy o Train to Busan. Ahí es nada.
Hace unas semanas dio la sorpresa en los premios de Hollywood, ya que la favorita era 1917 (gran perdedora de la noche) y supuso la victoria de una película no americana y de habla no inglesa, siendo todo un hecho histórico.
En su momento visioné la cinta (antes de todo este revuelo posterior) y quedé algo decepcionado (tenía bastantes expectativas por las críticas vertidas), aunque me pareció una historia original y cruda más que recomendable. Por cierto, mi anterior crítica la tenéis aquí.
Pues bien, he revisionado la película post-Oscar y debo decir que no sólo me ha gustado mucho más, sino que también considero que estamos ante una más que merecida ganadora del Oscar a mejor película. Pero vayamos por partes.
En este (necesario y recomendable) segundo visionado se pierden las sorpresas del film (giros que pueden parecer ridículos o exagerados, pero que en realidad son geniales), algo inevitable en cualquier segunda experiencia cinematográfica que se precie, pero se aprecian más los matices de la realización y el guion, observando con más detenimiento los pequeños detalles que componen el alma de la cinta. No entraré en detalles por si alguien no la ha visto, pero hay tantas pistas y elementos tan bien hilados, que no se puede hacer otra cosa que quitarse el sombrero ante la original propuesta.
Creo que la dirección de Sam Mendes fue lo mejor de 1917 y era un digno merecedor del Oscar, pero es que lo que hace Bong Joon-ho (ganador del Oscar a mejor director por este film) es fabuloso, con instantes impagables como el de la lluvia o el sótano. Se nota la mano experta del genial director, responsable de otras películas recordadas y recomendables como Memories of Murder o The Host.
Pero nada sería lo mismo sin esa historia, cruda, ácida, repleta de humor negro y trágica, en una combinación de géneros impagable e intachable, habiendo sido más que justo el Oscar a Mejor Guion Original. Una delicia.
Y bueno, decir que todo el reparto está espectacular es quedarse corto. Todos y cada uno de ellos están sobresalientes, sin que nadie sobresalga por encima de sus compañeros de reparto. Todos tienen un papel importante en la película y todos ofrecen una clase maestra de interpretación, desde los más jóvenes a los más veteranos.
Y tampoco nos podemos olvidar de la maravillosa banda sonora, haciendo que todos los elementos expuestos casen en perfecta armonía ofreciendo un film de culto inclasificable y único.
Y es que no he podido quedar más satisfecho con su revisionado, ya que es una de esas películas que necesitan experimentarse varias veces para captar mejor la sutileza de su propuesta y el duro mensaje que ofrece, siendo, de lejos, una de las mejores películas del año pasado (y seguramente de los últimos años).
Dicho esto, no me extraña que tenga encandilados a tantos cinéfilos y espectadores, porque es algo más, y aunque no considero que sea una obra maestra (esa es una valoración difícil de adjudicar a cualquier película), sí que estamos ante una maravilla que ha dejado huella y que será recordada durante años (o para siempre), siendo un clásico instantáneo que se merece todos los aplausos, elogios y premios que ha obtenido durante su largo recorrido.
Un film único e irrepetible.
Deja una respuesta