Tenía curiosidad por ver este film independiente sobre las redes sociales y los (malditos) influencers, ya que esperaba encontrarme una crítica mordaz a los peligros de las nuevas tecnologías.
La historia nos cuenta la vida de una chica con problemas mentales, que se dedica a seguir (o acosar) a influencers, y que ha encontrado una nueva víctima en otra ciudad, donde pueda empezar de cero. Es cierto que no hay maldad en sus acciones y sólo busca una amiga a la que admirar, pero hay algo más detrás de todo ello.
La premisa es prometedora, pero, lamentablemente, me he encontrado un drama (que no comedia, que nadie os engañe) que, aunque tiene buenas intenciones, no llega a dar en la diana, quedándose a medio gas.
La dirección del film es la que es para un producto de estas características, ya que se nota el corte independiente, pero nada que objetar, ya que si se tuviese que catalogar dicho apartado con una palabra sería correcta, sin más.
El guion pretende ir más allá de donde realmente llega , ya que le falta mucha más mala baba, siendo más intrascendente e inofensivo de lo que se pretende. No arriesga y podría haber ido por derroteros (como el del thriller) que evita a toda costa, quedándose en algo flojo e insustancial, que deja una sensación de frialdad y de que se podrían haber hecho las cosas de otra forma.
Cierto es que la película no llega a aburrir (también en parte por su corta duración) pero no hay nada en ella que destaque, sorprenda o deje la sensación de que ha merecido la pena el viaje.
Tampoco ayudan sus odiosos personajes, y no me refiero a la protagonista, por la que se siente pena más que otra cosa, más bien a la influencer y su entorno (sobre todo el insufrible hermano), ya que es todo falsedad y superficialidad. Ah, esperad, que es eso lo que es un influencer. Nada que objetar, aunque también es verdad que cuesta creer que alguien como la protagonista quede hechizada por alguien tan banal como la otra, que no tiene carisma ni atracción alguna. Deberían haber revisado mejor ese punto, ya que es poco creíble, por mucho que la protagonista se sienta sola.
Mención especial para el casero fanático de Batman, que aporta las pocas dosis de humor que se aprecian en el film, y que destaca por encima del resto del conjunto, que da más pereza que otra cosa.
Y bueno, del reparto se puede decir exactamente lo mismo que de los personajes, ya que la gran protagonista es la siempre entregada Aubrey Plaza (la eterna secundaria y que merece más oportunidades en papeles protagonistas), con un papel complejo y nada sencillo, y que podría haber sido irritante y despreciable, pero por el que sentimos lástima y algo de empatía. Y eso es gracias al talento de la actriz, ya que en otras manos podría haber sido un auténtico desastre.
Respecto a la también genial Elizabeth Olsen, no estamos ante su mejor papel, precisamente. El personaje que interpreta es demasiado odioso y eso no la ayuda en absoluto, aparte de que aparece bastante poco y no hay momentos para su lucimiento. Y bueno, otro que sí sale bien parado es O’Shea Jackson Jr. (hijo de Ice Cube) y que interpreta con gracia y simpatía a ese fanático de Batman, siendo de lo mejor del film.
En conclusión, estamos ante un producto que tenía muchas posibilidades, pero que acaba siendo olvidable y flojo, aunque jamás mediocre, pero que se queda en un quiero y no puedo que podría haber dado mucho más de sí. Me quedo con la protagonista, el personaje mencionado y algunas ideas interesantes (como la crítica a Instagram y la superficialidad y falsedad de los personajes que viven conectados), así como su logrado final. Pero fuera de eso, poco más se puede rascar. Una oportunidad perdida.
Ocio World 
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