Llevo quejándome de este asunto demasiado tiempo y en demasiadas críticas (como las de las películas del título) como para no hablar largo y tendido del tema. Y es que me parece que soy el único individuo que se ha percatado de la baja calidad de las segundas partes que nos están llegando por parte de Disney y Pixar, que bueno, ya son prácticamente lo mismo (con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva).
Es mejor que nos situemos y comencemos desde el principio, que no es otra cosa que la manía de Pixar en hacer secuelas innecesarias y que realmente nadie había pedido, y que es una fea costumbre que Disney ha asimilado en los últimos años (y no, no estoy teniendo en cuenta la horrenda etapa de secuelas directas a vídeo…).
Pues bien, hace unos años (concretamente en 2016) nos llegó Buscando a Dory, una inesperada secuela de Buscando a Nemo, que, sin ser una mediocridad, sí acababa siendo un producto bastante olvidable y flojo, con algunos nuevos personajes logrados pero que marginaba a otros (como Marlin y Nemo) y, una vez concluida, dejaba la sensación de ser una historia más que innecesaria, por mucho que su protagonista fuese la entrañable Dory.
Quizás muchos penséis en este punto que la película fue mejor de lo que estoy diciendo y mi opinión deja bastante que desear, pero, si es el caso, ¿Por qué ya nadie recuerda esa secuela? ¿Por qué ha sido relegada al olvido tan rápido?
Vayamos con otro ejemplo, que es bastante más doloroso por dos razones. Una, porque esta secuela sí era esperada y necesaria, y dos, porque el resultado final sí es más que cuestionable y, por qué no reconocerlo, bastante mediocre.
Y sí, me refiero a Los Increíbles 2, en cuyo estreno muchos se afanaron en decir que era una buena secuela (mira que tuvieron tiempo para ello, nada más y nada menos que catorce años…), entre ellos los críticos “profesionales”. Fíjate tú, al mes ya nadie hablaba de ella, y una secuela que se suponía que los fans habían demandado de forma insistente pasó sin pena ni gloria, y no te digo ya en el mercado doméstico, donde los Blu Rays de la cinta se pueden apilar a montones.
Y es que esta secuela tardía hizo una buena taquilla, pero después todos los espectadores que pagaron por verla se olvidaron de la misma, de nuevo, demasiado pronto, al ser un producto vacío, aburrido y demasiado tardío (de nuevo, catorce años… para esto). Exactamente el mismo caso que el anterior.
Pero esperen, no se vayan todavía, que todavía hay más. Lamentablemente este caso es muy doloroso para mí, ya que adoro la cinta Rompe Ralph. Sinceramente, con el final tan maravilloso y cerrado que tuvo no necesitaba una segunda parte, y menos para traer lo que acabó en los cines, que sí, era correcta y entretenida, y tenía momentos muy logrados (Princesas Disney), pero al final resultaba ser un escaparate plagado de memes y, sobre todo, (una vez más) bastante innecesaria, y más cuando trastocas todo lo mostrado en la anterior entrega (y sí, me refiero a su decepcionante final).
Una secuela que nadie había pedido y que, oh, sorpresa, ya nadie recuerda. No os preocupéis, lo de que sea tan pesado con el olvido y los recuerdos lo explicaré en breves. Pero antes, otro ejemplo, más que reciente, que no es otro que una de las cuartas partes más innecesarias de la historia del cine, y no, no es Indiana Jones 4, es Toy Story 4.
Estrenada este año, han pasado unos meses y nadie la menciona, ni por error. Es más, recuerdo como en 2010 su tercera parte ocupaba todos los tops de lo mejor del año, porque fue un gran cierre de trilogía y una maravilla. Años después, la gente seguía hablando de su final, y de ahí que hable del olvido, pero de nuevo, ahora profundizaremos más.
En el caso que nos ocupa, hablamos de una cuarta parte que no sólo vuelve a trastocar las bases de la anterior entrega, sino que define a la perfección el término innecesario, al presentarnos una trama floja y sin garra, eso sí, con una excelente animación (seguramente para despistar al personal) y con unos nuevos personajes que funcionan a ratos, perjudicando, de nuevo, a clásicos de la saga, totalmente marginados.
Y como ya digo, ni siquiera es considerada de lo mejor del año. Maldita sea, que hablamos de Toy Story, un referente en la animación y una marca que es (o era) pura magia y rezumaba calidad por todos sus costados, y este año nos ha llegado su cuarta parte y ha pasado sin pena ni gloria. No pasará a la historia… bueno, si lo hace será como un error, ya que a veces es mejor dejar las cosas como están. Lamentable.
Y para finalizar la ronda de ejemplos que justifiquen este artículo, tenemos la aún más reciente Frozen 2. Algunas voces tímidas aseguran que es mejor que su predecesora (que, por cierto, no era ninguna maravilla y sólo destacaba por sus estupendas canciones), pero la verdad es que ni la crítica ha salido demasiado satisfecha, y es que en Disney han apostado por un tono más oscuro, más adulto y… más aburrido, ofreciendo una secuela que sí era esperada y que había levantado bastantes expectativas.
Al final tenemos otro caso de secuela de Disney, hiper promocionada, cara y con el objetivo de arrasar con todo… y dos meses después de su estreno, ni nadie la menciona ni ocupa los tops de lo mejor del año. Curioso…
Si a estas alturas del cuento no sabéis por dónde voy, lo dejo claro. Disney ha perdido su magia. Se ha convertido en una fábrica de secuelas vacías y sin alma, que el espectador consume como si se tratase de comida rápida y que se olvidan en menos de un mes, cosa que no sucedía ni con Buscando a Nemo, ni con Los increíbles, ni con Rompe Ralph, ni con Toy Story (cualquier de las tres primeras) ni con Frozen, ¿sabéis por qué? Porque aquéllas sí tenían magia, sí encandilaban al público y sí estaban hechas con cariño y esfuerzo.
Ahora tenemos una epidemia de secuelas, sin ton ni son, siendo la mayoría totalmente innecesarias y prescindibles, y haciendo que la marca Disney/Pixar amase millones en detrimento de su calidad, ya que al final se han convertido en mercaderes de productos de consumo rápido, sin sabor a nada, que no se disfrutan en el paladar, y que acaban en la completa oscuridad, ya que el recuerdo en las mismas brilla por su ausencia.
Es posible que no estés de acuerdo con este artículo y esta opinión, pero te pido que reflexiones. ¿De verdad estas secuelas han tenido el mismo impacto que las originales? Quizás sean otros tiempos, y la gente esté más interesada y ocupada con otros menesteres (redes sociales, Fortnite, Netflix…), pero algo me dice que el motivo es otro, y es que, si se hacen las cosas por el dinero y no por entretener y maravillar como antaño, entonces el cine pierde todo el sentido.
Lo que es seguro es que en unos años nadie recordará las secuelas mencionadas, desluciendo los logros de las originales. Y bueno, las que quedan por llegar… Una pena, porque Disney y Pixar ocupaban el podio del cine de animación de calidad, y ahora sólo son sinónimo de taquilla… y de olvido.
Malditas secuelas.
P.D: Y no entro en los remakes live action (también innecesarios y olvidables) que no acabo nunca… Bravo, Disney.
A mi frozen 2 me gusto muchisimo. En Argentina se estreno la semana pasada, no se el resto de latinoamerica. Eso me parece q hace q quizas no se haya hablado tanto de esta pelicula? Me parece super profunda, tiene relaciones de amor cero toxicas, apela al amor entre hermanas mas q al romantico, lo cual yo personalmente celebro. Quizas la gente no quiera salirse del molde? Las live action me aburren muchisimo, y quizas c el resto tengas razon, pero Frozen es una excelente pelicula, quizas no tan para niñes, sino para pre/adolescentes. Pero quizas sea solo yo. Saludos
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Buenas!
Totalmente respetable, me alegro que te gustase 🙂
Lo que estoy seguro es que no ha tenido el mismo impacto que la primera.
Un saludo!
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