No sé ni por donde empezar.
Tenía ganas de ver este proyecto, calificado como una experiencia de terror independiente con tintes enfermizos y con dos actores como Willem Dafoe y Robert Pattinson, además de ser la nueva película del director de La Bruja (The Witch). Tengo que reconocerlo, a pesar de sus potentes imágenes y algunos instantes logrados, no me convenció su anterior película.
Aquélla fue catalogada como una obra de culto, cosa con la que discrepo totalmente, ya que creo que es un calificativo del cual se está abusando demasiado en los últimos años, sobre todo con productos de terror independiente, como el nombrado o los de Ari Aster (Hereditary, Midsommar).
No soy prejuicioso, y a pesar de que aquélla no me entusiasmó, me he embarcado en el visionado de El Faro, con la mente abierta y teniendo en cuenta sus críticas, que la dejan de clásico instantáneo y de obra maestra, exactamente lo mismo que con los ejemplos citados (lo cual nunca es buena señal para mí, pero repito, mente abierta).
Destacar que, a pesar de las positivas críticas, el film ha sido ignorado en los premios de cine (a la espera de ver qué pasa con los Oscars). Una cosa es la película, pero esas dos interpretaciones (que ahora iremos con ello) merecen un reconocimiento. Y es que ya sabemos como son los tiempos que corren en Hollywood, ya que si eres un proyecto minimalista destinado a una parte concreta del público, no te hacen ni caso, porque sólo ven números. Pero esa es otra historia.
Respecto a la película en sí, no nací ayer, conozco mis gustos, y ya sabía de antemano que no iba a salir encantado del visionado de esta nueva propuesta independiente, pero lo que me he encontrado es tan difícil de clasificar, que me quedo sin palabras. Y es que estamos ante un delirio enfermizo de difícil digestión, no apto para cualquier paladar (ni para las grandes masas) y que es (al menos para un servidor) bastante inclasificable.
Jamás me atrevería a decir que es una paranoia que es mejor enterrar en el olvido, porque tiene elementos positivos, pero de nuevo, cabe preguntarse cómo es que los críticos ven elementos que para el espectador medio (me considero como tal) son inalcanzables, porque estoy seguro que más de una y uno abandonará la sala del cine, si es que ha acabado ahí por puro desconocimiento. Pero mejor diseccionar este experimento bizarro.
La dirección de Robert Eggers tiene un marcado corte independiente, usando el blanco y negro y con instantes inquietantes y enigmáticos, como en su anterior obra. No obstante, salí más convencido (en este aspecto) de La Bruja, ya que creo que tuvo una mejor dirección aquélla. Aquí asistimos a una película de muy bajo presupuesto (no lo digo como algo malo) donde todo el peso recae en sus dos estupendos actores.
De lo que estoy totalmente seguro es que a la película le sobra metraje, ya que no tiene sentido ver trabajar al personaje de Robert Pattinson de forma constante, sin aportar nada al conjunto final. Sé lo que quiere transmitir el director (el cansancio del personaje), pero con que me muestres tres minutos de trabajos forzosos me vale, no es necesario que repitas la misma escena en diferentes tramos del film. Por eso una película que podría haber durado hora y media, acaba durando casi dos horas, aunque debo reconocer que no se hacen pesadas, de nuevo, gracias a la maestría de sus dos protagonistas, que atrapan al espectador y no lo sueltan hasta el final.
Sinceramente, no veo esa maestría en la dirección que aseguran los críticos profesionales, pero reconozco que hay momentos destacables, aunque tampoco veo una dirección magistral, en ningún caso. A gusto del consumidor, supongo.
Como en todo film de autor que se precie, el guion también es cortesía del director, ofreciendo un viaje enfermizo a la locura más hilarante, donde se combinan momentos de difícil comprensión con algunos interesantes diálogos. Y es que la película va de menos a más, y por más me refiero al «todo vale».
Estoy seguro que la propuesta tendrá su público (al igual que ha conquistado a los críticos que la han podido visionar), pero hay que tener la mente muy abierta para aceptar lo que se nos muestra. No es un viaje sencillo, y seguramente esté ante una de las películas más extrañas que he visto en mi vida. Y he visto cada cosa…
Y vamos con lo que es lo mejor de la película y lo que hace que se salve de la quema (para un servidor), que son sus dos estupendos protagonistas, los cuales cargan con el peso de la película durante todo el metraje. Sin ellos esto no sería lo mismo.
Robert Pattinson vuelve a demostrar lo buen actor que es, y es que es uno de esos intérpretes que todavía están pagando los pecados del pasado (y sí, me refiero a la saga Crepúsculo), cuando creo que a estas alturas del cuento ha demostrado que siempre da la talla, y que tiene una filmografía tan arriesgada como única, coqueteando sin pudor con el cine independiente, en vez de apostar por films de más presupuesto. Y sí, lo digo sabiendo que es el nuevo Batman. Una interpretación digna de todos los elogios, ya que va de menos a más, siendo comedido al principio y desatado por el final.
Y luego tenemos al fabuloso Willem Dafoe, que es uno de esos actores que ya no tienen que demostrar nada a nadie y que nos ofrece una de las mejores interpretaciones de su carrera, llena de matices y con momentos desternillantes (en el buen sentido). Ambos hacen que la película suba muchos enteros, gracias a un duelo interpretativo magnético y espectacular, siendo imprescindibles, ya que sin ellos el viaje se nos podría haber atragantado más de la cuenta. Merecen sendas nominaciones, algo que estoy seguro que no ocurrirá.
En conclusión, estamos ante un experimento independiente de difícil digestión, del cual el gran público renegará y que sólo convencerá a los críticos y a los espectadores que amaron productos como los citados unos párrafos más arriba. No me parece una mediocridad infumable como Midsommar (que para mí es la peor película del año), pero tampoco veo una obra maestra por ningún lado, ya que el film se apoya demasiado en sus dos sobresalientes protagonistas.
No es de lo peor del año, pero sí de lo más decepcionante, ya que aunque sabía a lo que venía, esperaba más del producto y al final me ha dejado bastante insatisfecho, pero sólo por las actuaciones de Dafoe y Pattinson merece la pena entregarse a los delirios enfermizos del señor Eggers. Una de las películas más raras que he visto en mi vida, y supongo que eso ya es algo.
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