Desde que supe de este proyecto tuve mucha curiosidad y expectativas en el mismo. Y es que se trata de la nueva producción de Michael Bay, en exclusiva para Netflix y con Ryan Reynolds como protagonista. El primer tráiler nos prometía una cinta de acción impresionante, y es lo que encontrarás si te embarcas en esta loca aventura, pero hay algunos peros que no podemos obviar.
Y es que, como ha sucedido con recientes proyectos del director (como las secuelas de Transformers) se sacrifica la historia en pos de impresionar al espectador gracias a unas escenas de acción que quitan el hipo. Atrás quedaron los buenos tiempos de maravillas como La Roca o Armageddon, que también impactaban pero cuyas tramas estaban mucho más elaboradas y emocionaban al espectador.
Y es una pena, porque si la película que nos ocupa llega a tener un guion más trabajado y acertado, estaríamos hablando, de lejos, de una de las mejores películas del año. Así se queda en una de las mejores de acción, que tampoco es poco.
Sobra decir que la crítica profesional ha machacado sin piedad el último vehículo de la factoría Bay, como suele ser norma. Y es que con este director ya sabes lo que hay, no engaña a nadie, y no podrá decirse que no cumpla su cometido. Sinceramente, creo que hay que dejar los prejuicios a un lado y ver la película como lo que es: un espectáculo palomitero para desconectar y disfrutar de dos horas de diversión. Y vaya si da lo que promete.
La dirección de Bay es espectacular, con unas set pieces de acción sobresalientes, como la persecución inicial, que ya deja huella, o el clímax de la cinta, con un recurso ingenioso y que hará las delicias de los amantes de la acción desfasada y sin control. Desde luego se nota cada dólar invertido (150 millones de dólares, nada menos).
Este es el Bay que a mí me gusta, y podrán decirse muchas cosas negativas de él, pero que no tiene su propio sello de identidad no es una de ellas. Nadie rueda como él, eso seguro. Eso sí, hay errores de racord (atención a la gorra en el inicio del film) y quizás se abuse de los efectos especiales algo evidentes (esos atropellos…), pero tampoco nos vamos a poner exquisitos.
Y no puedo negar que el film me ha recordado a videojuegos como Call of Duty o Just Cause (este último sobre todo en la trama), dándome la sensación de que estaba más ante un juego de consola que no ante una película. Y no lo digo como algo malo, pero es obvio que estamos ante una montaña rusa, con un ritmo alocado y que sólo decepciona cuando se detienen en algunas paradas prescindibles, como la historia de algunos personajes.
Y es que, en cuanto al guion, seamos sinceros. Sin ese director y ese reparto estaríamos hablando de una película insulsa de directo al videoclub, ya que no es nada que no hayamos visto antes y la trama emociona más bien poco (cosa que pretende, pero no consigue) y los personajes no están desdibujados del todo, pero tampoco son la última Coca-Cola del desierto, precisamente. Duele reconocerlo, pero estamos ante un producto vacío cuya única función es impresionar y entretener.
Cierto es que el gran protagonista (Reynolds) tiene carisma, así como los secundarios, pero la película se centra demasiado en el pasado de sus personajes, cuando eso importa más bien poco, y las dos horas de duración quizás sean algo excesivas. La película acierta cuando se centra en la acción (de hecho, después de un maravilloso inicio la cosa decae, y mucho, hasta la siguiente secuencia de acción), el resto es relleno. Una lástima que no se haya cuidado este apartado de la misma forma que otros elementos de la cinta. De nuevo, un guion que no está a la altura de su director.
No obstante, destacar los chascarrillos hilarantes durante la función, algunos más logrados que otros, pero que amenizan el viaje gracias a ese humor heredero de DeadPool (¿casualidad? Lo dudo…).
En cuanto al reparto, todos cumplen, pero el que se lleva la palma es un Ryan Reynolds que derrocha carisma y mala baba por los cuatro costados. El personaje le viene como anillo al dedo y tener a este divertido actor de protagonista siempre es un bienvenido añadido que suma puntos al conjunto. Seguramente el personaje, en otras manos, no habría sido lo mismo.
En conclusión, no creo que estemos ante una de las mejores películas del año (lo esperaba, y quizás esté un poco decepcionado) pero sin lugar a dudas sí ante una de las mejores de acción (y no digo la mejor porque todavía está presente la maravillosa John Wick 3).
Un entretenimiento que no engaña a nadie, con escenas de acción para el recuerdo, un reparto entregado y una dirección fabulosa. Con un guion más elaborado estaríamos hablando de algo grande, muy grande. Se nos promete una secuela. Espero hagan los deberes, porque tienen potencial de sobra para ofrecer un producto perfecto de acción (como John Wick o La Roca).
Respecto a la película que nos ocupa, si te gusta el cine de acción sin concesiones o su director o actor, no lo dudes. En caso contrario, tienes que saber a lo que has venido (las señales son obvias). Y eso es lo mejor que se puede decir del film (aparte de las mencionadas escenas). No engaña a nadie. Esperando la próxima locura del señor Bay.
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