Seguro que estáis pensando: «Este personaje ya no sabe de qué hablar». No, no me he vuelto loco, y sí, hay muchos otros temas, pero todo tiene una explicación.
Me encanta el chocolate (como a todo ser vivo que se precie… ¡sino estás muerto, me oyes!), y si hay una marca que esté realmente deliciosa (y por encima de Nestlé, que también tiene lo suyo), esa es la de Kinder, ya sea en barritas, los Schoko-bons o el popular Kinder Bueno.
Pues bien, cuando comenzó el verano se anunció una de las ideas más innovadoras de la historia del ser humano… El helado de Kinder bueno, ya sea en formato barrita o cucurucho (el huevo no lo he probado, y mejor lo dejamos a un lado, ya que los Kinder Sorpresa son una de las mayores estafas de la historia).
Pues una vez conocí la agradable noticia, me embarqué en la búsqueda de tan preciado bocado, y la verdad es que la búsqueda no ha sido sencilla. Ha sido algo parecido a la Iliada de Ulises.
Creo que ha sido más difícil encontrar un maldito cucurucho de Kinder Bueno que no un pokémon legendario o el Santo Grial. De hecho, la próxima de Indiana Jones debería titularse «En busca del Kinder Bueno Perdido».
Fuera bromas, finalmente he encontrado un sitio que sí los vendía, eso sí, a precios más que desorbitados. Casi dos euros cada helado (adquirí el cucurucho y la barrita), lo cual es exagerado y más viendo el tamaño. El cucurucho es mini y se engulle en dos bocados prácticamente, y la barrita es idéntica que la del Kinder Bueno original… y sólo es una. Un despropósito.
Deben de hacerlo con sangre de unicornio o quizás es que el vendedor del establecimiento es un jodido estafador. El caso es que espero vivir cinco años extra después de pagar esa injustificable cantidad de dinero por algo que dura un suspiro.
Una vez aclarado ese punto, nos queda el sabor. Confirmo que el cucurucho es delicioso, aunque eso cabrea aún más por su pequeño tamaño, y replica a la perfección el sabor de Kinder. Respecto a la barrita, está también muy buena, pero me quedo con el cucurucho, sin lugar a dudas.
Por lo tanto, si tenéis curiosidad y os gusta esta marca, que sepáis que tenéis que preparar las carteras y pagar de más por algo que, si bien está delicioso, no merece lo que cuesta, debido a su reducido tamaño. Y es que cuando sacan algo nuevo o exclusivo se suben a las barbas de los consumidores.
Quizás repita experiencia gastronómica, pero de forma muy puntual. Es una pena, ya que, poniendo un precio más asequible, estaríamos ante un descubrimiento refrescante y logrado, perfecto para los amantes del buen chocolate. Y eso es todo lo que tengo que decir al respecto.
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