Pues sí, al final sucedió lo que tenía que suceder: Aleix ganador, en una edición entretenida, pero cargada de polémica y bastante extraña y agridulce (no por su ganador, lo dejo claro). De entrada, ha sido la final menos vista de su historia (hablando del MC adultos) y lo mismo con la edición, ya que las audiencias han bajado muchísimo.
¿Signos de agotamiento en el espectador? Confirmado. Y mira que lo han intentado introduciendo esa tontería de novedad de repartir los concursantes por chef/jurado, cuando al final ha importado bien poco y no se ha explotado ni lo más mínimo. Solo era una excusa para decir que este año venía cargado de novedades, y el público, de tonto, no tiene un pelo.
La otra gran novedad era la ausencia de Eva González, que por cierto, está fracasando con «La Voz» (se veía venir). La verdad es que no se la ha echado de menos en ningún momento y, es más, el programa gana en agilidad y menor duración (lo cual se agradece… bastante). Por lo que ese sería uno de los pocos aciertos de este año, que ha sido ajena a los responsables, porque la decisión la tomó ella. Gracias, Eva.
Y claro, el programa se conduce solo por dos genios como Jordi Cruz, Pepe Rodríguez, y… y… y ya está, porque lo de Samantha este año ha sido de juzgado de guardia. Que este año alguien de arriba les ha pedido a los jueces que sean más duros y metan más mierda está más que claro (dudo que a alguien se le haya escapado ese detalle), pero parece ser que la buena de Samy lo ha entendido mal, y este año todo han sido gritos y sobreactuación (merecedora de todos los Razzies del mundo), siendo duramente críticada en redes. Y no me extraña.
Ha hecho gala de prepotencia, mala educación, altivez, ha destacado las clases sociales… ya son muchos años (siete, que se dice pronto), y la verdad es que la prefería en un segundo plano y sin decir mucho, sin sal, como le espetó un concursante del año pasado. Y que nadie empiece a decir bobadas de que es por ser mujer… Hay muchas chef reputadas que le darían mil vueltas, mucho más naturales y con buenos modales. El caso es que creo que la labor de Samantha ha llegado a su fin y es hora de un cambio, ya que, sin ella, y solo con Jordi y Pepe, todo seguiría igual… aunque con menos gritos. Otra que puede cerrar al salir.
Como ya he dicho, este año ha sido penoso por las polémicas, a veces generadas por los jueces, y otras por un concursante, que es, de lejos, uno de los peores de la historia, y que responde al nombre de Carlos. No le voy a dedicar mucho texto a este sujeto (aparte de que ya lo hice en este otro artículo sobre la polémica de este año, aquí), pero me alegro, enormemente, de que no llegase a la final, aunque, para mi gusto, llegó demasiado lejos… pero claro, alguien debía alimentar las polémicas, y con este individuo ya tenían el show montado y por eso lo han mantenido tanto tiempo, pero la verdad es que ha saturado demasiado y la gente ha quedado agotada y de malas pulgas con semejante espectáculo.
Y para concluir el tema polémicas, es gracioso que hayan traído un perfil “Sálvame”, como es Carlos, para competir con Telecinco y enganchar a más audiencia, pero al final se lo han comido con patatas y es la edición con menos espectadores. Creo que es hora de hacer reflexión y empezar a reconducir el programa hacia lo que era: cocina, no show a lo Telecirco. Para eso ya tenemos la edición Celebrity, con personajes de toda índole.
En cuanto al casting, ha habido tanto aciertos (Aleix), como errores (Carlos), y bastantes decepciones (Natalia, Osiris, Marcos…) de concursantes que prometían demasiado, y al final han mantenido un perfil bajo. Pero en términos generales, ha estado acertado, aunque las últimas semanas me ha decepcionado, y mucho, otro de mis favoritos, Valentín, ya que ha demostrado ser un mal compañero y un déspota de cuidado… una pena.
Y bueno, creo que es hora de empezar a comentar lo que ha sido la final, siendo tan entretenida, como predecible y sin sorpresas, ya que otro resultado que no fuese la victoria de Aleix (el mejor de este año), hubiese sido una decepción y una injusticia, pero también hay cosas que no se deben permitir, y ahora iremos con ello.
La primera prueba fue un clásico, ya que consistía en seguir los pasos de un reputado chef… y para ello escogieron a Dabiz Muñoz, que es uno de los cocineros más déspotas y bordes de este país, pero ahí lo tienes, hablando de ser el mejor del mundo. En esta ocasión estuvo más comedido, pero es casi imposible para él ocultar su chulería innata.
A los concursantes les costó seguir al mencionado chef, ya que iba a 1000km/h (seguramente por indicaciones del programa, así generan más tensión…), y la más perjudicada fue Aitana, que ha sido una concursante con buenas maneras para la cocina (que al final es lo que cuenta), pero cargante como ella sola. Me ha puesto bien nervioso durante toda la edición.
Aleix y Valentín también resbalaron, y Teresa se llevó el gato al agua. Respecto a esta última concursante, debo decir que también me ha parecido cargante y al principio no la podía ni ver, pero se la ha ido entendiendo poco a poco, sobre todo cuando ha enseñado que es humana (ya que al principio era todo prepotencia y humor sin gracia), y que sus cocinados eran de los mejores. De hecho, si no es por la calidad humana y buen hacer en los cocinados de Aleix, hubiese merecido ganar ella sobre cualquier otro concursante.
La siguiente prueba fue en el restaurante de Quique Dacosta (que este sí tiene educación, humildad y saber estar) con unos platos bastante complicados. Conviene recalcar que, en la anterior prueba, se benefició a Aleix, dejándolo como el segundo mejor, cuando dejó el pescado crudo, perjudicando a Valentín, que fue superior. Y claro, todo estuvo orquestado para encaminar a Aleix hacia la final, para que pudiese escoger los platos en primer lugar en la prueba de exteriores, y así fue. Con eso me refiero a cosas que no tienen sentido y dan mala imagen al concurso, cuando un concursante como Aleix, noble y limpio, no necesita esos beneficios, la verdad. Y de nuevo, el público no tiene nada de tonto, y se dio cuenta.
Por cierto, destacar el momento gritos Samanta, muy comentado y criticado en redes sociales, y no me extraña, ya que de nuevo, salió a relucir lo mala actriz que es (ni para la telenovela más barata vale…), y lo mal educada, ya que la cara del chef Dacosta era un poema, hasta el punto de generar memes. Un despropósito, pero ya he dicho lo que tenía que decir de esta «profesional».
Aitana volvió a resbalar y quedó cuarta. Ha sido una buena concursante, a pesar de algún momento excesivo (como cuando le dijeron diez veces que se callase en la grada, y se ganó un delantal negro por no hacer ni caso). Valentín quedó tercero… me hubiese alegrado hace semanas, pero es que las últimas semanas ha estado intratable. Me quedaré con lo bueno. Y el ganador de esta prueba fue Aleix, que sí, tuvo ayudas, pero sacó muy buenos platos y lo mereció.
Y llegamos al duelo final entre Aleix y Teresa. Teresa ha demostrado tener la cabeza muy bien amueblada (aunque no lo pareciese al principio), y al final se ha tomado el concurso en serio, siendo la mejor en muchas ocasiones, mereciendo llegar a la final. Pero es que lo de Aleix es otra historia, ya que se junta, en un equilibrio perfecto, talento y humanidad, siendo un concursante (casi) perfecto. Quizás le falte algo de chispa, lo que sí tiene Carlos (el de la tercera edición, no el villano de esta), pero ha demostrado ser una persona con evolución y muy buenas formas.
Cierto es que vino para comerse el mundo y al principio se columpió yendo de cocinero moderno (que al fin y al cabo es lo que buscan), pero una vez se le marcó el camino, fue triunfo tras triunfo, con unas capitanías espectaculares y una forma de ser bondadosa. Un concursante casi de diez, que merecía una final con más audiencia.
En cuanto a los emplatados finales, Teresa fue a pasárselo bien, y punto. Sus platos, por mucho que los chefs les buscasen cosas positivas, fueron sencillos, y no estuvo al nivel de su contrincante, provocando una final sin tensión ni misterio alguno. Lo de Aleix, de nuevo, era otro cantar, ya que sus platos fueron alabados, y le valoraron como un futuro gran profesional de la cocina, aunque me quedo con las palabras de Jordi Cruz, que le abrió las puertas de su casa, y no me extraña.
Y sucedió lo que tenía que suceder, ya fuese por esperado o por justicia: ganó Aleix (personalmente, no le perderé la pista a esta gran promesa de la cocina de este país). Una final entretenida pero algo descafeinada, para una edición tan correcta como irregular. Le sobraba polémicas (Carlos) y sobreactuaciones (Samantha), y hemos salido ganando con algún cambio (falta de presentador), pero hay pocas novedades y el formato ya muestra signos de agotamiento. Renovarse o morir, y me da que a este concurso no le quedan muchos años de vida, y menos si estrenan tres ediciones al año. Una pena.
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